Yo no sé a vosotros, pero a mi siempre se me echa el tiempo encima. Da igual que planifique o que no, siempre miro el calendario y de repente queda una semana para cualquier fiesta, evento o celebración y aún no tengo nada preparado.
Halloween, por supuesto, no es ninguna excepción; cada año sé que hay que ponerse a hacer disfraces pero hasta que no quedan cuatro días no tenemos nada hecho.
Sí, es verdad, podríamos no disfrazarnos o no celebrarlo, pero el caso es que a nosotros nos gusta Halloween. Sí sí…nos gusta en primer lugar porque es una fiesta y eso siempre está genial, en segundo lugar porque por un día los niños no tiene miedo a los monstruos y por último, porque nos encanta disfrazarnos y nos da igual la excusa 🙂
La cosa es que un año más aquí nos encontramos, a cuatro días de Halloween y sin disfraz; menos mal que tenemos siempre soluciones de emergencia que hacemos en un momentillo con cuatro cosas, veréis.
De bruja piruja
Un clásico de Halloween. En primer lugar nos hace falta una tela o una sábana vieja negra o de cualquier color, siempre podemos comprar un paquete de tinte Iberia para tela y teñirla de negro.
Empezamos doblando la tela por la mitad y cortando un triángulo en el doblez, que nos servirá para meter la cabeza.
Luego con una tijeras cortamos el bajo y las mangas para adaptarlo a nuestro cuerpo, si le damos unos cortes triangulares como los del dibu quedará mucho más chulo.
Un vez hecho buscamos una cinta morada o verde o roja que vamos a usar como cinturón. Si queréis podéis coser las costuras laterales dejando el espacio para las mangas.
Y ya tenemos nuestro disfraz, sólo nos harían falta los complementos: unos calcetines de rayas, un gorro de bruja que podemos hacer con cartulina y pinturas verdes para la cara.
Si podemos encontrar una escoba o una nariz con verrugas, lo bordamos.
Desde los 80 es una disfraz imprescindible en Halloween y es facilísimo.
Lo que necesitamos es ropa vieja, algo que en el caso de los niños es muy sencillo de encontrar porque siempre hay ropa del año pasado en el armario que ya no les vale, y unas tijeras.
Sólo hay que coger la ropa y cortarla, romperla, deshilacharla y destrozarla por los bajos y las mangas, si podemos mancharla con tierra o con témpera marrón, mucho mejor.
Nada más, nos pintamos la cara de blanco con una ojeras enormes, nos liamos el pelo y listo.
Por cierto, un truco para dejar la cara blanca sin comprar pinturas de cara: nos damos crema hidratante y nos damos polvos de talco, que con la crema se queda pegado, de verdad parece que acabas de salir del cementario a dar una vuelta.
Esta idea, vamos a reconocerlo, no es mía, es de mi señor esposo que un día tenía una fiesta de Halloween y no se había enterado.
Como no podía ser de otra forma, necesitamos una camiseta de color naranja y unas tijeras.
Doblamos la camiseta y le cortamos dos triángulos en el centro, a modo de ojos. Un poco más abajo, coincidiendo con el doblez de la camiseta, cortamos una boca con dientes
OJO sólo hay que hacerle dientes en la parte de arriba de la boca, que si lo hacemos abajo se caen para abajo.
Así ya tendríamos nuestro cuerpo de calabaza, si debajo nos vestimos de negro dará más miedo.
Le podemos añadir un pañuelo verde o negro para la cabeza y, por supuesto, nos tenemos que pintar la cara de naranja y negro.
Hay que tener cuidado con los niños, porque con este disfraz están tan monos que más que asustar dan ganas de comérselos 🙂
De fantasma sangriento… o de la niña de The Ring
Como podéis imaginar lo que necesitamos es una sábana vieja o una tela blanca, ni más ni menos.
Cogemos la sábana, la doblamos y hacemos un agujero para el cuello. Luego cortamos el bajo y los laterales y rasgamos, rompemos y deshilachamos la tela, para que parezca que llevamos siglos con la misma ropa.
Una vez con la tela destrozada la manchamos de negro con tierra de los tiestos o pintura y nos echamos encima un bote de esmalte de uñas, como si fuera sangre.
Es fundamental pintarse la cara de blanco con unas ojeras de llevar cinco noches sin dormir y ya está, listo para salir a dar miedo.
Estos son mis disfraces de emergencia, espero que os puedan servir a vosotros también en un momento dado.
Os dejo que me voy a destrozar ropa vieja 😉
¡Hasta pronto!